Periodismo de investigación, el pan nuestro de cada día
Dicen que cuando decimos periodismo de investigación incurrimos en un pleonasmo, porque en la palabra periodismo ya vive implícito el hecho de investigar.
Sometamos a la palabra periodismo a un examen de ADN. Y busquemos si en ella viven los genes de buscar o de investigar.
Los padres de periodismo son período y periodo. Estas palabras nos remiten la idea de un suceso ocurrido cada cierto tiempo. Y el concepto se lo aplica en ciencias como la física, la geología, la biología, la astronomía, la matemática y la medicina. Sigamos buscando: las hermanas y hermanos de periodismo son:
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Ninguna de ellas habla, alude o significa investigar o buscar. Sin embargo, no olvidemos la idea inicial: en la palabra periodismo ya habita la investigación.Otra pista: el último diccionario de la Real Academia Española define a periodismo como “Captación y tratamiento escrito, oral, visual o gráfico de la información en cualquiera de sus formas y variedades”.
La definición, sin embargo, es insuficiente. Pero vamos paso a paso: Captar, de cuya rama nació captación, significa percibir, recoger, recibir y atraer. Ninguna de éstas habla de buscar o investigar.
Percibimos, a través del oído, la voz de violín del o la cantante equis y sentimos de inmediato cómo se opera un cambio de ánimo en nuestro ser. Lo mismo ocurre con cualquier hecho: nos conmueve, nos alegra o nos disgusta.
Las veinticuatro acepciones de la palabra recoger que encontramos en el diccionario no aluden a la investigación en concreto. Con recibir ocurre lo propio: ninguna de sus doce acepciones puede dar cuenta de investigación como gran pariente suya.
Y cada que pensamos en la palabra atraer, nos imaginamos cómo los imanes acuden al hierro. El mismo efecto ocurre con la miel. Pero quienes caen en las redes de semejante seducción son las abejas, las moscas y los osos, entre otros.
Atraer nos hace imaginar, también, cómo el Presidente del país equis reúne a sus masas populares gracias al poder de su verbo (y ojalá que también a que supo cumplir lo que prometió). Al hombre le atrae la belleza de una mujer y viceversa. Y átomos y moléculas se atraen más por razones físicas que por otra cosa.
Hacia una definición concreta
Buscar, palabra de origen celta o indoeuropeo, significa conquistar, ganar. La conquista, a su vez, se refiere a “hacer algo para hallar a alguien o algo”. En cambio, investigar, significa descubrir. Es, entonces, ir tras los pasos de algo que no se encuentra ante nuestra simple vista. Y la ciencia forense corrobora lo dicho arriba. No se investigan las evidencias de un delito, sino sus pruebas para demostrar la culpa o inocencia de los supuestos involucrados.
“Cuando en el siglo XVII surgieron en los cafés de Inglaterra los primeros periódicos impresos, éstos consideraron que su deber principal era la investigación”1 El periodismo de investigación, como especialidad, es una búsqueda permanente de pistas que nos ayuden a contestar dudas; nos hace comprender el mundo en el que vivimos y nos permite conocer la sociedad de la que somos parte.
Con el tiempo, el periodismo comprendió que su razón de ser la hacen la actualidad y el acontecimiento. Éste hecho, léase noticia, –“sorprendente, estremecedor, paradójico o trascendental y sobre todo reciente”2–, provoca narrar una historia. La actualidad hace que quienes cuenten estas noticias (los periodistas) organicen la secuencia de éstas con cierta regularidad “horas, días, semanas o meses”3.
Un último examen: convirtamos a la palabra investigación en un instrumento de trabajo. Con ella, cada ciencia o disciplina dará mejor cuenta de sí ante la sociedad. El detective privado, por ejemplo, tendrá en ella a la mejor lupa para seguir su instinto; el estudiante la convertirá en una biblioteca; el forense, en un bisturí; el biólogo, en microscopios; el policía, en interrogatorios; el astrónomo, en telescopios; el arqueólogo, en cepillos finos para descubrir restos de civilizaciones perdidas entre los escombros de la tierra. Todos con el único fin de encontrar un nuevo conocimiento.
Y ¿cuál será el nuevo conocimiento que aporta el periodismo de investigación a la sociedad? Que se sepa la verdad; ésa su máxima y feliz aspiración. Y para cumplir esa tarea, el camino que le espera es largo y sinuoso. Será como descubrir la luz entre las enmarañadas ramas de un bosque viejo, profundo y verde, muy verde...
Es correcto decir, pues, periodismo de investigación. Investigación se convierte en el adjetivo que califica al sustantivo periodismo. La palabra periodismo, por sí sola, puede abarcar otros conceptos que se suponen implícitos; siempre y cuando el método aplicado respete las estrictas instrucciones éticas y honestas para descubrir la verdad.
Pero hay otra clase de periodismo: el de acontecimiento, como lo llamaba el Maestro Ryszard Kapuściński. Ése periodismo diario que lo vemos por la televisión, lo escuchamos por la radio o lo leemos en los periódicos, obedece a la agenda sin sombra del poder político de cada país. Y, por su método de buscar información, se encuentra lejos de proveernos un reportaje diario: apenas se circunscribe a interesantes declaraciones de políticos o dirigentes sociales; las cuales podrían convertirse en nuevas pistas para investigar hechos más profundos.La idea de que la investigación periodística debería ser el pan nuestro de cada día, se la debemos a excelentes periodistas, convencidos, pues, de que “La investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo periodismo debe ser investigativo por definición”.4 Extrañan, desde luego, la calidad del oficio; aquella con que se hizo conocer hace mucho tiempo. Y hoy la ven lejana. Pero ése es otro tema.
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